sábado, 6 de febrero de 2010

EL REGALO

El nombre de mi jefa era Isabella, pintaba desde que tenía 7 años y ahora a sus 80 y tantos seguía pintando, sus pinturas eran muy realistas, pero eran hipnotizantes , la mezcla de oleos, eran tan realistas, que parecían mas fotografías.
-Señora Isabella, porque pinta usted vampiros?
-oh mi niña, hace ya muchos años que sueño con ellos, entran en mis sueños y succionan la sangre de todos los que conozco. Llevo soñando con eso desde que tengo memoria
-y usted cree que existen?
-realmente ya no se, y si existen, me gustaría ver a alguno antes de morir.
En medio de los cuadros que tenia amontonados por años, encontré uno que me llamo la atención.
-este cuadro de quien es?
-ah. Es alguien que cuida de mí en mis sueños, es un vampiro pero no deja que los demás traten de atacarme.
Detalle muy bien la imagen y vi que se parecía mucho a Vesh, aquel chico de la otra vez.
-Señora Isabella, será que usted puede venderme este cuadro, se lo pagare con trabajo si quiere.
-No mi niña, llévatelo, es tuyo.
-en serio?
-claro, es como un regalo por trabajar conmigo.
Llegue a mi casa y me quede horas viendo aquel retrato, era muy parecido al de Vesh, cuando Salí de mi asombro por el cuadro me di cuenta que ya era tarde para ir a la universidad, así que me aliste y Salí corriendo a clases.

Me dirigía hacia el auditorio donde me tocaba clases, cuando veo una figura que se recostaba sobre un muro cerca al auditorio, veía su cuerpo, pero su rostro lo cubría las sombras, trate de que mis ojos se adaptaran a la oscuridad de los pasillos y poder reconocer aquel rostro. De repente se escucho una voz muy familiar
-ola Eli, hubieran pasado 2 minutos y no estaría aquí.- dijo aquella voz
-¡wau!, hola Armand, ¿que haces aquí?- dije
-pues vine a visitarte y a saber como estabas, además tu me debes una salida, ¿te acuerdas?
-Que pena contigo, he estado un poco despistada, prometo llamarte apenas tenga tiempo, dame tiempo por lo menos hasta que salga a vacaciones, ¿vale?- dije
-Pues a eso venia exactamente, necesito viajar por unos negocios y pues me queda un poco difícil, entonces venia a disculparme, pero pues queda pendiente.- dijo apenado
-Oh! No te preocupes, me da tiempo para hacer todo lo que estoy haciendo.- dije sonriendo
-me alegra oír que no te pones de mal humor, eso esta muy bien. – dijo cortésmente
-Perdona mi atrevimiento, pero ¿A dónde vas a ir?
-Pues tengo que ir a hacer unas vueltas de mi familia a Italia y a Francia, y muchas otras vueltas, ¡mejor dicho! – dijo
-esta bien, espero que te vaya muy bien, y me saludas a Vesh, ¡vale!- Dije apenada
-esta bien, te traeré algún regalo, espero me lo aceptes cuando lo traiga.
-Oh! No te preocupes…- dije
-claro que me preocupo, además tu eres una niña muy linda, por mi fuera te traigo todo un reino. –interrumpió
-Gracias por ser así, es bueno saber que te encuentras bien y me alegra mucho.
-bueno te he quitado mucho tiempo, entra a clases, espero que te vaya bien, cuídate y pues te estaré llamando, si no hay ningún problema.
- no hay ninguno, gracias.
Su rostro se cubrió por las sombras y volteo para dirigirse a la salida.

UNA VISITA INESPERADA

Llegue a casa y estaban mis hermanos durmiendo en el tapete en frente del televisor. Subí a mi recamara y vi a mamá durmiendo en mi cama.
-mamá, despierta, ya llegue.-dije susurrando
-Eli? Por Dios Eli eres tú. Donde estabas? No sabes lo preocupada que estaba por ti.-dijo desesperada
-cálmate mamá, ya estoy aquí.
-que te paso, porque llegaste a esta hora?
-pues Salí de la universidad y me fui a caminar un rato, nada en especial. Además llovió y el celular se mojo.
-oh por Dios, no me vuelvas a dar estos sustos, sabes que no me gusta que hagas eso. Además te llamo lucia.
-Así! Y que te dijo?- dije sarcásticamente
-que si la podías llamar.
-esta bien mamá, la llamare en un rato, por lo tanto ve a dormir. Tomare un baño, esta bien.
Mamá salió de mi habitación y me dirigí al baño. Al mirarme al espejo note que mi maquillaje “el poquito que me echaba” estaba corrido sobre mis ojos, en pocas palabras, como decía mamá “parecía un mapache”. De repente sonó como si tiraran una piedra a la ventana, me acerque y vi a alguien debajo, no lograba identificar quien era, hasta que oí una dulce voz que provenía de aquella persona oculta en la noche
-Eli?
-Armand? Pero que haces aquí?
-Eli, se te quedo tu celular en la casa
Fui a asomarme en el bolso y vi que no estaba, de inmediato baje las escaleras y pase muy despacio hasta la puerta de atrás.
-hola Eli, bonita casa.
-como sabes donde vivo?
-este pues… me dijo Vesh que vivías aquí y pues vine a dejarte el celular.
-pues gracias, tengo que secarlo haber si prende…
-yo lo arregle, funciona a las mil maravillas
-oh por Dios, gracias, como te puedo agradecer.
-con una salida a comer, si no te importa?
-oh, claro si quieres. Dime cuando y estaré ahí!
-en estos días te llamare, para decirte que día puedo.
-esta bien y pues gracias por todo.
Le di la espalda para entrar a mi casa, y por curiosidad quise saber en que había venido, y cuando voltee vi que ya no estaba.
Cuando iba pasando por la cocina para llegar a mi alcoba, note el periódico y lo lleve a mí recamara. Busque los clasificados y vi que había una vacante para ayudar a un pintor en un estudio, decidí apuntarme, ya que en parte necesitaba algo para distraer mi mente.
Al día siguiente fui a la secretaria de la universidad ha ver si podía cambiar el horario de mis clases, ya que el trabajo era en el día, seria bueno cuadrar todas mis materias en la noche. De pronto escuche una voz muy familiar.
-me quede esperando tu llamada Eli, no sabes lo preocupada que estaba por ti.- dijo lucia
-llegue tarde y pues mamá me dijo, pero estaba muy cansada, así que me quede dormida.
-ah ya, pero dime donde estabas?
-por ahí. Bueno pero si no es mas, estoy un poco ocupada, así que adiós.

Salí de la universidad y me dirigí donde seria mi lugar de trabajo, llegue a un establecimiento pequeño, pero era lujoso en el exterior, cuando toque la puerta salió una mujer muy hermosa, se le notaban sus 80 y algo, pero no dejaba de ser bonita debajo de sus arrugas.
-dime niña, en que te puedo ayudar? – dijo cordialmente
-buenas días, venia por el empleo que estaba colgado en el periódico.
-Oh, que bien, pasa.
Al momento de entrar, note que esta señora le encantaba pintar, y sus hobbies era pintar "Vampiros".

miércoles, 3 de febrero de 2010

CAMINO HACIA UNA ILUMINADA OSCURIDAD

Caminaba despacio en medio de la gente, veía que había gente compartiendo a pesar de la lluvia, bajo sus sombrillas, brillaban tanto que su luz me derretía. Después de un rato caminando, me percate que estaba oscureciendo, pero no me importaba, solo quería llegar hasta donde mis pies aguantaran, estaba cansada, pero tampoco me importaba. Mis ojos estaban tan hinchados, que escasamente podía ver por donde caminaba. La gente pasaba a mi lado y se quedaba mirándome, pensando porque alguien camina tan despacio, sin sombrilla, bajo la lluvia. Paro la lluvia y mis pies se detuvieron, no sabía donde estaba, pero ya no había mas lagrimas en mi rostro. Me asome el celular y estaba apagado, ya que le había entrado agua. Me asome a mi alrededor y se veían imponentes casas, en si muy majestuosas. Estas casas jamás las había visto, ni en mis sueños más extraños, pero tenía que aceptar que jamás había visto casas como esas. Decidí sumergirme en el conjunto de mansiones, cuando a lo lejos vi la más hermosa, mis ojos se cegaron por su brillo, parecía estar hecha de diamantes.
Decidí acercarme a preguntar, pero me quede con el dedo a 2 centímetros del timbre y pensé “¿solo vengo a esta casa a preguntar donde estoy?, por Dios, van a pensar que soy una ladrona, o algo así” y lentamente aleje mi dedo y me estaba volteando cuando vi que alguien estaba detrás mío.
Un joven de mirada profunda, cabellos dorados y ojos como la luna, una tez tan pálida que parecía mármol, era como una escultura, era realmente bello, no tenia palabras para describir tal hermosura.
-necesitas algo?
-pues venia a… preguntar si por aquí habían taxis o… un teléfono para llamar uno. Creo que estoy extraviada.
-adentro hay un teléfono, si quieres puedes seguirme.- dijo con una dulce voz
Abrió la gran puerta y lo seguí por un pasillo hasta llegar a un lujoso salón, en el salón había cuadros y reliquias hermosas.
-en aquella mesa esta el teléfono, puedes utilizarlo con toda confianza.-dijo dirigiendo su mano hacia la mesa.
Me estaba acercando lentamente, cuando de las escaleras vi bajando a otro joven, de cabellera negra y larga, ojos plata y piel color mármol.
-Armand, ¡que te he dicho!- dijo el joven que bajaba por las escaleras
-Vesh, creo que soy lo suficientemente consiente de lo que hago, además la encontré a la puerta de la casa. Otra cosa, la pobre esta perdida.
-disculpe, señor, no fue mi intención, inmediatamente me retiro.-dije apenada
El joven que bajaba por las escaleras, se puso en frente mío y me miro con extrañeza. Su mirada era como si entrara en mi cabeza.
-¿como te llamas pequeña?- dijo
-mi nombre es Elizabeth.
-Bien Elizabeth, de donde eres?
-vivo en el centro de la ciudad.
- ¿y que estas haciendo por aquí tan sola?
-venia pensando en nada y termine llegando a este conjunto de mansiones.
-esta bien, sabes que estos lugares son muy peligrosos para una chica tan joven como tu?
-es normal, pero pues no quiero incomodarlos mas, es mejor que me retire.
-no, no nos incomodas, pero déjame pedirte un favor. Déjame llevarte a tu casa.- dijo cortes mente
-no, como cree, eso seria…
-un honor. –interrumpió
- Armand!, trae una manta para nuestra visita. No la llevare toda mojada a su hogar.
Armand subió rápidamente las largas escaleras y en un momento ya estaba en frente mío, con una hermosa manta.
-Que grosero de mi parte, no me he presentado. Soy Vesh Morgath, Duque de Los Ángeles. Y el es Armand le Boursier, Duque de Reykjavík.
Armand me dio la manta, era calentita, y olía muy bien. Trate de secarme rápido, no quería hacerlos perder tiempo.
-Gracias, Señor Vesh.- dije tímidamente
-Oh, por favor, no tienes que llamarme señor, dime Vesh y no tienes que agradecerme, es todo un honor atenderte.
-Gracias a los 2, en serio.
-estas lista, es hora de irnos.
Y salió por la puerta principal. Tome la manta y se la di a Armand en las manos.
-gracias por todo Armand.
-vendrás mas de seguido a visitarme?
-pues si me vuelvo a perder en la lluvia y termino acá, no lo dudes?
-si quieres llamas y te iremos a recoger.
-tratare.
Fui saliendo y en frente estaba un lujoso carro, era muy lujoso, tan solo mirarlo, gastaría la pintura.
Cuando íbamos camino a casa, íbamos a toda velocidad, no se como cada vez que pasaba, los semáforos pasaban a verde, pero iba muy rápido. Sentía que todo lo que había dentro de mí estaba igual que pálido que yo, y me hizo recordar la vez que iba con Edward en su auto.
-te ves triste, te pasa algo?
-es que hace ya 7 meses murió mi prometido.- dije tristemente
-y eso, que le paso?
-el iba en carro a su casa, y se estrello en el carro, lo extraño es que cuando lo encontraron, era para que estuviera vivo, pero el asunto era que el no tenia ni una gota de sangre y no se veía señales de haberse desangrado.
El auto freno en seco, el cinturón de seguridad hizo tanta presión, que sentí ahogarme por un instante, y voltee a mirar y Vesh estaba mirando hacia el frente.
-que paso?, porque frenas así!- dije casi ahogada
-No puedo creerlo, necesito hacer algo muy urgente.- y arranco de nuevo a toda velocidad.
Estábamos cerca de mi casa
-déjame por aquí, es a una cuadra
-te voy a dejar en toda tu casa
Llegamos a casa y el se notaba muy extraño
-Estas bien?-pregunte intrigada
-si, no te preocupes. Puedo pedirte otro último favor? –miro mis ojos.
-por favor no vuelvas a mi casa. Es por tu propio bien. -dijo
-esta bien, no te preocupes, tratare de no volver a perderme, lo prometo.
-eso esta mejor.
Baje del auto y seguía hacia la puerta
-Elizabeth, espera!
Voltee a mirar hacia el auto y me acerque a la ventanilla
-cuídate mucho por favor.
-tratare, gracias por todo Vesh.
Me aleje de auto y este salió a toda carrera, perdiéndose en la niebla

martes, 2 de febrero de 2010

LAS 2 CARAS DE UNA MONEDA DE CUERO

Presente los exámenes requeridos para ingresar a la universidad. Entre a la universidad en la primera semana del mes de agosto, habían muchas personas, todas se veían tan felices, con su pareja, simplemente no habían palabras para describir la cantidad de felicidad que se sentía en el ambiente de la facultad. De pronto sentí una mano que toco mi hombro.
-Hola chica, mi nombre es Lucia, eres primípara, y … -seguía hablando
-me llamo Elizabeth pero me puedes decir Eli.- dije tímidamente
-espero que nos llevemos muy bien, yo hace poco Salí del colegio y pues no encontré ningún compañero conocido, y pues vi que eras como agradable, y me dije pues seria bueno conocerte.- dijo presurosamente
-Gracias, y a donde tenemos que hacer o que?.
-no Eli, hoy nos conocemos todos y nos ponen algo de trabajo me imagino.
De repente nos llamo una joven, también venia por primera vez a esta universidad, pero ella era repitente como por 2 veces mas.
Nos dirigimos todos a un gran salón, era como un auditorio, pero realmente era un salón del montón. Adelante estaba sentado en una mesa un maestro, era mas bien desaliñado y despelucado, muy relajado, estaba bien para mi gusto.
La joven que nos había llamado se llamaba Patricia, ella había estado en otras universidades pero la habían sacado por mal rendimiento.
-Perdón señor, usted no debería de sentarse en la silla del profesor, ya que este debe de estar por llegar.- dijo de forma grosera
-señorita, le pido el favor que se sienta. – dijo el profesor calmadamente
-que le pasa viejo creído, ¿usted se cree profesor o que?
-haber niña, si no se a dado cuenta yo soy el profesor y si no le gusta, ahí esta la puerta.-dijo el profesor ya de mal genio
-Pues si lo es, no parece.-contesto con sarcasmo
-sabe que niña, si no quiere ver la clase conmigo, por favor retírese.-dijo un poco mas calmado
Patricia se quedo cayada, era mejor que se quedara así, antes de que el profesor perdiera los estribos.
-bueno jóvenes, yo soy Fabián Michels, este es mi primera vez dando clases en esta universidad, puede que mi apariencia no sea la mejor, pero he estudiado y enseñado lo suficiente para venirles a dar clases, como primer requisito quiero que me dibujen lo mas importante que tengan o lo que crean que simboliza lo que mas aprecian, pueden dibujar rostros o objetos representativos.
En ese momento no se me ocurría nada, quería dibujar algo, pero mi mano temblaba y el carboncillo que tenia en mi mano estaba a milímetros de la hoja blanca que estaba en la mesa.
-te puedo ayudar en algo? – dijo el maestro
-realmente no se como dibujar algo que ya no existe.-dije desanimada
-quieres dibujarlo a el.- dijo con una gran sonrisa
-¿puedo?- dije interesada
-claro, si el es o fue una gran parte de tu vida, recréalo y déjalo que se quede en las hojas y salga de tu mente, en momentos así, imagino que tu mente trata de recordarlo, pero creo que no te has atrevido a dibujarlo.
-no recuerdo muy bien su rostro.
-dibuja lo que mas te gustaba, para que quede plasmado en una hoja y no en tu cabeza.
Empecé con unas grandes sombras, en medio de los rayones y trazos aparecían sus ojos, su boca, su nariz, su cabello, y su hermosa sonrisa. Empecé a animarme a tratar de recordarlo, cada vez se me hacia mas parecido, estaba tan feliz de que el dibujo se pareciera tanto a el, teníamos 4 horas para terminar aquel dibujo representativo, y para mi fueron cortas, porque estaba casi listo.
-es un excelente dibujo.-dijo el maestro
-gracias profe, el era lo mas importante en mi vida, creo que si yo no lo sacaba de mi cabeza, el no podría irse tranquilo. Creo que con esto el podrá irse en paz.
-Sabes Elizabeth, eres una gran artista y como veo una gran persona, sigue así, sigue adelante y no bajes tus ánimos. Ok
Mi dibujo no había sido el más espectacular, pero me ayudo mucho a superar mi depresión. Al pasar algunos meses, empecé a animarme mas, dibujaba lo que se sentía cuando estaba uno perdido en el dolor, o enterrado en la tristeza, trataba de reflejar el dolor que había sentido en mis cuadros, para que valieran mas que mil palabras.
Lucia vivía cerca a mi casa y siempre nos íbamos juntas, ella tenia un hermoso convertible, y nos íbamos a toda por la autopista sintiendo el viento en nuestro cabello.
Un dia fui a la universidad un poco mas temprano, para hablar con lucia. Estaba por entrar al salon y ella estaba sentada con patricia hablando algo de mi, no segui, me acerque a la puerta
-ella es una niñita de mamá y papá, además que es una dejada, que se le murió el novio hace unos meses, sera porque queria alejarse, prefirio morir antes de seguir con ella, pero yo no se que le veía ese man, porque ella es una… - decía Lucia en forma burlesca
Me había impactado tanto oír eso de ella, la que había considerado mi amiga, y ella me dio la espalda. Me fui corriendo al baño y me quede mirando al espejo mientras mis lagrimas bajaban por mis pálidas mejillas. Me miraba y no me reconocía, la chica alegre que fui mientras estaba en el colegio, a una chica simple que estaba siendo forma de burla en la universidad.
Cuando iba saliendo del baño, vi que venia Lucia con patricia
-ola amiga, como estas, no sabia que habías llegado.- dijo lucia
-que pena Lucia, pero ahora no tengo tiempo para ti.
-no tienes tiempo? y es que para donde vas?, no recuerdas que tenemos clases juntas?.
-si, pero no quiero perder tiempo, así que adiós.
Salí caminando derecho al salón de clases. la clase era interesante, pero yo no estaba en clase, mi imaginación estaba en las nubes, quien sabe a donde. Lucia me hablaba y simplemente yo no escuchaba nada, oía susurros, pero nada mas.
-te espero en el carro Eli.- dijo Lucia
-Gracias, pero hoy quiero irme a pie, sola!.
-que te pasa, porque estas tan extraña?
-vete, nos vemos después.- y me dirigí hacia la salida peatonal de la universidad, casi ahogada del dolor que sentía por la traición de Lucia.
Apenas Salí de la universidad, empezó a llover, pero la lluvia no me molestaba, la lluvia escondía mis lágrimas.

SALIENDO DEL AGUJERO DE MI CORAZÓN

Me tomo varias horas recuperarme del espanto que sentía al saber que le había pasado a Edward. Al entrar en razón me di cuenta que ya estaba camino a mi casa, Cristian conducía, mientras mi madre estaba a su lado, yo estaba en la mitad de Edgar y David, ellos dormían en mis hombros, veía hacia la ventana y veía parejas besándose, o padres con sus hijos y me imaginaba lo que pudo haber sido si me hubiera casado con Edward.
Apenas llegamos a casa, Cristian se bajo y espero a que bajara, para cogerme y cargarme
-No estoy invalida cris, puedes bajarme?- dije
Apenas el me puso en el suelo, me desplome.
-era mejor que te cargara, pero como eres tan terca no hay nada que hacer contigo.-dijo cris molesto.
Cris me tomo de la cintura, me cargo y me subió a mi recamara, me acostó en la cama y beso mi frente.
-se que las cosas no serán como siempre, se que estas palabras no son las mejores, pero ten en cuenta que siempre estaremos para ti, cuando lo necesites. Se que algún día llegara alguien que cosa ese corazoncito Roto. Te quiero mucho hermanita, nunca lo olvides.- dijo
-gracias hermano, pero será muy difícil, Edward iba a ser mi esposo.- dije sollozando.
Y mire mi mano donde tenia el anillo, me lo quite y se lo di a Cris.
-yo no puedo quedarme con este anillo, me hará sentir peor, quiero que se lo des a alguien quien realmente ames, le dirás que se lo das porque la amas. Ok
-esta bien Eli, gracias.
Salió de mi habitación con el anillo en la palma de la mano. Me quede mirando mis manos y mire el cielo por mi ventana, veía como el mundo pasaba normalmente, mientras mi corazón se comía lentamente.

A partir de ese fatídico enero, empezó a llover todos los días, febrero, marzo, llovía, desde que amanecía hasta que oscurecía. Y yo no quitaba la mirada al horizonte desde mi ventana, mirar el horizonte me hacia olvidarme de lo que pasaba a mi alrededor.




**********************

cada minuto que pasaba, me sentia más vulnerable y sensible. Mirando la lluvia, desde la ventana, me gustaría ser parte de ella, una simple gota.
Me susurraban imágenes que me aturdian.

no salía, comía escaso, los posters, fotografías, muñecos y demás cosas que me había dado Edward me los quitaron mis hermanos, ya que cada vez que veía algo de eso, me ponía muy mal, empezaba a gritar y ha llorar del dolor que sentia mi corazón. Solo me limitaba a comer, dormir.

Una mañana, me levante y vi que ya no llovía, ya era mayo y tenia muchas cosas que quería intentar. Me bañé, me puse un jean y una blusa negra, me eche un poco de maquillaje para que dejara de verme tan pálida y ojerosa y baje por las escaleras.
Cuando Cris iba subiendo y me vio, quedo petrificado, pase por su lado y él seguía en la misma posición, sin mover ni un solo musculo.
-Porque pones esa cara, ni que hubieras visto un fantasma.- dije tranquilamente.
Lentamente se volteo y vio como me acercaba al computador que estaba en el estudio.
-¿que vas a hacer? – pregunto curioso
-quiero estudiar, si me hecho a morir toda la vida, no lograre hacer un sueño que tenia con Edward, que era estudiar para que fuéramos un buen ejemplo para nuestros hijos. Quiero ver donde puedo presentarme, quiero iniciar a más tardar en agosto.- dije muy interesada
-si quieres te ayudo a buscar hermanita, tu eres buena para pintar, ¿porque no estudias eso?- dijo muy animado.
-De pronto, soy buena para eso, déjame buscar algunos papeles y me meto a eso.
-claro, en la facultad de David, es de artes, hablare con el para saber cuando son las matriculas y empezaras a estudiar arte.
Salió corriendo hacia la cocina y allá se escucharon caer unos platos y unos cubiertos. David y Edgar, llegaron corriendo hacia mí. Se quedaron igual que petrificados al verme, que de tanta emoción de verme mejor, empezaron a llorar.
-¿que les paso?, hasta donde se, no les he hecho nada aun.
Llegaron los dos y me abrazaron, lloraban.
-es un milagro Eli, realmente verte así, para nosotros es lo mejor, te queremos, tú crees que verte así de recuperada y con ganas de estudiar no es motivo para que lloremos de la felicidad. Eres nuestra hermana pequeña, te adoramos y te ayudaremos a que estudies artes.
-gracias hermanos, vieran lo feliz que me hacen.- dije casi ahogándome.
-mañana iremos a sacar una cita a la universidad para que puedas presentar el examen de admisión y puedas ingresar en agosto.- dijo David muy ilusionado.
-esta bien, estudiare y daré todo de mi. Gracias por ayudarme hermanos.-dije sollozando

UN ACCIDENTE DEMASIADO EXTRAÑO

En cuestión de minutos llegue a la casa de Edward, me abrió Karin, la hermana menor de Edward.
-que paso Karin, donde esta Edward.- le pregunte asustada
-están en el hospital central, creo que Edward esta muy mal. –dijo Karin con voz ahogada
Volví y me subí a la moto y me dirigí al hospital.

Cuando llegue estaba Aurora la madre y Basil el hermano mayor de Edward afuera del hospital. Ella estaba recostada llorando en el hombro de el.
Deje la moto en el parqueadero y Salí corriendo donde estaba ella.
-Doña aurora, ¿Cómo esta?, ¿Qué paso?- mi voz se empezaba a ahogar por el cansancio
-mi niña, Edward esta muerto.- dijo con vos desconsolada y se acerco a mi y me abrazo.
Mi vista se nublo y sentí como me desplomaba, quede arrodillada al frente de ellos y las lagrimas bajaban sobre mi pálido rostro. De repente sentí como me golpeaba con el suelo.

Cuando desperté estaba en casa de Edward, tenía un paño húmedo en mi cabeza, mi lado estaba Karin recostada hacia la cama. Me levante cuidadosamente para no despertarla y me dirigí hacia la sala de la gran casa. Abajo estaba doña Aurora y Don Adam sentados viendo una foto. Me les acerque despacio

-Díganme que esto no ha pasado, díganme que ha sido solo un sueño.- dije con vos llorosa
Don Adam se acerco a mi y me abrazo, sentí como al ponerme su hombro me bajaban las lagrimas.
-mi niña, yo se lo mucho que amabas a Edward, se los planes que quería él para ti. Lo siento mucho pequeña, lo siento.- y empezó a llorar

Tocaron la puerta y la empleada de la casa abrió y era Cristian. Tome de las manos Don Adam
-Don Adam, dígame que le paso a Edward, dígame algo por favor. Dije un poco mas calmada
-algo lo mordió mientras se dirigía para acá, perdió la conciencia se estrello. –Dijo

Cristian se acerco a mí y me tomo de la mano
-Don Adam permítame que me la lleve a casa a que se cambie, vendremos a la hora del funeral. Dijo

Cuando llegue a casa, mi madre me esperaba en la puerta, tomo mi pálida mano y me llevo a mi habitación.
-mi niña, tienes que pegarte un baño y cambiarte para que podamos irnos, vale. – dijo con vos consoladora
Cuando entre al baño, me acerque a la bañera y la empecé a llenar, me sumergí en ella y vi mi reflejo demacrado en el agua, me toque la cara y recordé el anillo que tenia en mi dedo. Lo vi y empecé a llorar, me sentía culpable de cansarme temprano y dejarlo irse solo.
Después de un rato Salí de la bañera y sentí como una mano tocaba mi hombro, parecía la mano de Edward y voltee de inmediato, no era nada, solo que mi mente me estaba jugando una mala pasada.

Salí del baño y vi un vestido negro sobre mi cama. Me lo puse rápidamente y baje las escaleras. Abajo estaban mis hermanos y mi madre listos en la sala.
-¿Donde esta mi papá?- dije
-durmiendo.- dijo mi madre
-¡que! -¡a este anciano que le pasa!
Subí inmediatamente al cuarto de mi padre y este se encontraba durmiendo.

-si no fuiste al grado, sinceramente me vale huevo, pero no perdono que no quieras asistir al velorio del que pudo haber sido el esposo de tu única hija, eres de lo peor.- dije casi histérica
-el no era mi hijo, para que voy a ir, ve tu, que eras su novia, por lo pronto déjame dormir.- dijo con una vos muy tranquila
-el que debió morir debiste ser tu, no el.
Salí corriendo hacia la sala
Y Cristian me esperaba con los brazos abiertos para consolarme.

Mi hermano me tomo del brazo y me llevo hacia el carro. Nos dirigimos a toda prisa al cementerio, estaban todos los amigos y familiares de Edward rodeando su ataúd, me iba acercando y la gente se hacia a un lado, me acerque a la ventanilla del ataúd y vi como si estuviera durmiendo, puse mi mano sobre el cristal de la ventanilla y vi como una lagrima caía sobre mi mano. Empecé a llorar aun con más fuerza. Basil se acerco a mí y me tomo del brazo.

-Eli, lo siento pero tienes que sentarte, esta por acabar la misa.- dijo
-lo se, gracias.

La misa trascurrió hasta que llego la hora de meter el ataúd a la bóveda de la familia de el, ahí estaban sus abuelos y demás parientes muertos.
En un momento abrieron el ataúd y logre tocar su helada mano, vi también, como un trozo de tela tapaba su garganta, me acerque a quitárselo y la mano de Basil me detuvo.
-ven Eli, te contare algo. Susurró
-Eli lo que pasa es esto, tu sabes que algo mordió a mi hermano, lo que no sabes es que ese algo lo dejo sin una sola gota de sangre, que al momento del accidente, los paramédicos llegaron y se dieron cuenta de que estaba muerto antes de que se estrellara, pero otra cosa, su cuello estaba degollado, pero total igualmente sin una gota de sangre.

Mi cara no podía quitar el espanto que sentía, y empecé a sollozar.

UN DESEO ROTO

Era una hermosa mañana, me levante con el mejor animo del mundo, a mis 16 años era extraño ya sentirse así. Me levante de la cama en un brinco. Baje las escaleras y vi a mi madre y mi padre desayunando en el comedor pequeño de la casa, mientras mis 3 hermanos yacían en el prado del patio, murmurando sueños. En el mesón había un plato de fruta picada y un vaso de jugo de mandarina que mi mama había exprimido en la mañana. Tome el vaso de jugo y me dirigí para la sala con el plato de frutas. Después de terminar mi desayuno me aliste para irme a mi graduación de bachillerato. No tenia nada listo para este día, siempre lo había esperado, desde hace muchísimo tiempo, y ahora el día que llega, realmente ya no lo esperaba.
Me puse el vestido que me puse después del baile de mis 15, me encrespe un poco el cabello y me dirigí a tomar mi moto para irme. De repente mamá me llamo y fui hasta donde estaba ella.
-estaremos a las 10 como quedamos, apenas tus hermanos terminen de contar sus cosas, los pondré a que se alisten. Te me cuidas mucho y que te vaya bien. – dijo mamá
Mi padre medio levanto la mirada y siguió tomando su taza de chocolate.
Me dirigí nuevamente a la salida, y Cristian mi hermano mayor me esperaba encima de la moto.
-Eli, y que te ha dicho mi papá.- dijo
-nada, tu sabes que yo para el soy nada, te acuerdas como se puso cuando tu, David y Edgar se graduaron, casi se salía de la ropa. Pero soy yo y a mi ni me pone atención.- dije ya de mal humor.
-no te preocupes Eli, Nosotros iremos, ya tenemos nuestros trajes listos para hoy.
-gracias Cris, me iré porque después, se olvidaran de mi y como cosa rara, no me graduaran.
Cristian se levanto y se dirigió hacia dentro, me subí a la moto y me dirigí al colegio.
Cuando llegue estaba Edward “mi novio” esperándome en la entrada del colegio, me quite el casco y le di una gran sonrisa. Guarde la moto en el parqueadero y me dirigí a Edward.
-ola amor, ¿como amaneciste hoy? – dijo con una voz muy dulce
-animada, raro en mí.- dije sonriéndole.
-esto esta bien Eli. La directora esta llamando a lista, es mejor que nos afanemos o estaremos en problemas.
Entramos al auditorio, y estaban todos mis compañeros y amigos dentro, esperando su turno para poder recoger la túnica, una hermosa túnica negra con cuello rojo, era muy hermosa para mí.
Faltaban 30 min para que iniciara la ceremonia, vi entrando a mis hermanos y a mi madre, pero mi padre no. Me desilusione tanto que me acerque a Edward y me recosté en su hombro.
-que te pasa amor, ¿estás bien?- dijo preocupado
-lo que me esperaba, mi padre no vino. Lo note extraño en esta mañana, ni siquiera me saludo. Esperaba por lo menos que me viniera a acompañar a recoger mi diploma.
-no te preocupes Eli, esperemos que llegue de aquí en 15 minutos, si no pues hablamos con Cristian, creo que el siendo tu hermano no diría nada en servirte como edecán.
-tienes razón mi amor. – dije un poco mas alentada
Paso media hora y pues a Cristian le toco ser mi edecán, no quería que lo fuera era porque el me tenia el brazo, pero miraba y mandaba besos a las otras chicas y me hacia sentir que iba sola. Termino la ceremonia y me dirigí al baño a quitarme la túnica.
Cuando Salí estaba Edgar esperándome en la moto.
-Eli, voy a llevar la moto a la casa, Edward te va a llevar en el carro que le regalo su papá de grado.
-ok, pero ojo con estrellarla, o peor ojo con estar llevando gente extraña.
-que me crees.- y me dirigió una sonrisa
Cuando me dirigía ala salida vi a Edward en la puerta.
-amor, nos vamos en mi nuevo carro a bailar, ¿quieres cariño?
-ok
Nos acercamos a un Porche Carrera GT, estaba de moda este carro en el exterior, se veía bastante caro. Adentro era muy lujoso, y cuando arrancamos me di cuenta que también era muy rápido. Íbamos a toda por la autopista y sentía que todo lo que estaba dentro de mi moría del susto.
Llegamos a una discoteca bastante lujosa, parecía mas un coctel de caché. Bailamos un rato y después le pedí a Edward que me llevara a la casa.
Cuando llegamos a la casa, Edward tomo mi mano y puso sus labios cálidos sobre los míos, tomo mi mano y miro a mis ojos.

-he estado esperando mucho tiempo para decirte esto cariño. Hemos estado saliendo ya casi 5 años y quiero que cuando entremos a la universidad nada nos separare. Metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y saco un cofrecito y me lo dio en las manos
-¿Te gustaría Elizabeth casarte conmigo?- dijo entusiasmado

Apenas me estaba recuperando de la palidez de mi cara por la velocidad en la que íbamos, y la palidez volvió a mi cara, mi corazón difícilmente bombeaba sangre y de mis labios salió un pequeño susurro.

-Que dices Eli, ¿te gustaría ser mi esposa?-insistió

Mi vos difícil mente salía y después de tanto intentar decir algo salió un si. Y lo abrace y empecé a llorar.
-no vas a abrir tu regalo de compromiso.

Abri el cofrecito que el me había dado y era un hermoso diamante. Era realmente hermoso, me quede sin palabras al ver ese anillo.

-Mañana vendré a que hablemos con mis futuros suegros, de resto no les digas nada, Estoy ansioso de que te conviertas en mi esposa. Y me abrazo de tal manera que casi me deja sin respiración.

Salí del carro, me acerque a la entrada de mi casa, y vi como Edward me mandaba un beso desde el carro. Entre a la casa y estaban mis hermanos en la sala viendo televisión. Mi mamá estaba viendo las fotos del grado en el computador y mi papá estaba durmiendo.

-Que dijo mi papá, ¿ahora con que salió para que faltara?- dije un poco sarcástica

-nada, cuando llegamos, mi mamá le alego y el simplemente volteo la cara y se fue a dormir. – dijo David

-Era de esperarse.

Subí al segundo piso y entre a mi recamara, y me recosté en la cama a ver ese hermoso anillo que me había dado Edward. Estábamos muy jóvenes para casarnos, pero pues el estudia porque quiere, ya que pues el no tiene necesidad de trabajar, porque su familia es muy rica.

De un momento a otro sentí mucho sueño y quede profundamente dormida.

Soñé que estaba en un callejón oscuro y estaba haciendo mucho frio, acerque mis manos a mi cara y sentí que estaba como mojadas, cuando mire era sangre y empecé a gritar y el cielo se torno de un rojo sangre y empezaba a llover sangre, viéndome empapada en esta.
Me levante de un solo golpe y empecé a llorar.

De repente mi hermano entro gritando mi nombre y asustado.

-Elizabeth, júrame que vas a tomar esto con mucha calma.
-que paso?- pregunte
-acabo de llamar el padre de Edward a decirnos que el se había estrellado en el carro.

Empecé a llorar y Salí corriendo hacia donde estaba mi moto. Y me dirigí hacia la casa de Edward.